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El arte puede hacer cosas imposibles. Puede simbólicamente pero también físicamente cambiar el pasado, o más bien la memoria del pasado que al final es casi la única forma que tenemos de relacionarnos con él. Nos permite viajar en el tiempo, re-encontrarnos con nuestro yo infante para charlar, reír, llorar, consolar.

 

El arte puede reparar corazones rotos en el pasado, para que restaurados puedan ser más felices en el presente. Es el poder del papel ganándole a la piedra. El arte le gana a la dureza. Donde podemos regresar siempre que queramos al mundo de nunca jamás, y las reglas cambian. Un espacio mágico donde una simple lágrima se vuelve lo más importante. Ahí se puede jugar de nuevo y transformaciones inesperadas se hacen viables.

 

- Dra. Gabriela Durán Barraza

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